Salú gente.
Desde el 2014 no íbamos al encuentro de Barker, que siempre se hace en el segundo fin de semana de Enero, este año hacían el encuentro número quince y como siempre la hemos pasado bien en ese encuentro, decidimos ir otra vez.
Moni se vino para casa el jueves a la tarde y el viernes a las cinco de la mañana ya estábamos tomando mate y ensillando la Guzzi, para poder salir temprano y no achicharrarnos al sol como otros años. Tipo seis de la mañana cruzamos la ciudad dormida y salimos a la ruta 215 hacia Brandsen.
El cielo estaba bastante encapotado como para llover, pero teníamos la esperanza de que en la zona de Tandil el tiempo estuviera bueno.
Pasando Jeppener el cielo seguía nublado pero pintaba de aclarar.
Pasando el pueblo de Ranchos, el cielo empezó a abrir un poco.
Cruzando el Río Salado las cosas pintaban mejor.
Al ratito dejamos atrás la tormenta y empezamos a viajar bajo el sol, pero comotodavía era temprano la temperatura estaba linda.
Paramos en la estación de servicio de Ayacucho a tomar un cafecito y nos encontramos con unos amigos que también iban hacia Barker. Yo me puse a desconectar la tripa del velocímetro, que empezó a hacer cosas raras ni bien salimos de La Plata, para que no se descompusiera del todo, y a la vuelta revisarlo a ver que le pasaba.
Doblamos en la segunda rotonda de acceso a Ayacucho para tomar la Ruta 74 hacia Tandil.
La zona estaba toda sembrada de girasol, al fondo las Sierras de Tandil.
Esta es la parte linda de la Ruta 74, posee atributos nada comunes en la provincia, curvas por ejemplo.
Pasando Tandil el trigo estaba listo para la cosecha.
Ya cerca del medidía el sol comenzaba a picar.
Un rato después entrábamos a la ruta de hormigón del acceso a Barker y empezamos a alcanzar motos que iban al encuentro.
El cerro "El Sombrerito".
Después de cruzar el pueblito llegamos al predio donde se hace el evento.
Nos inscribimos en la entrada y nos fuimos al lugar donde siempre acampamos, al costado del arroyito, en un lugar donde hay sombra a la mañana.
.
Como todos los años, cuando llegamos ya estaba perfectamente instalado el Letrado Meyer acampando.
Continuará...
Desde el 2014 no íbamos al encuentro de Barker, que siempre se hace en el segundo fin de semana de Enero, este año hacían el encuentro número quince y como siempre la hemos pasado bien en ese encuentro, decidimos ir otra vez.
Moni se vino para casa el jueves a la tarde y el viernes a las cinco de la mañana ya estábamos tomando mate y ensillando la Guzzi, para poder salir temprano y no achicharrarnos al sol como otros años. Tipo seis de la mañana cruzamos la ciudad dormida y salimos a la ruta 215 hacia Brandsen.
El cielo estaba bastante encapotado como para llover, pero teníamos la esperanza de que en la zona de Tandil el tiempo estuviera bueno.
Pasando Jeppener el cielo seguía nublado pero pintaba de aclarar.
Pasando el pueblo de Ranchos, el cielo empezó a abrir un poco.
Cruzando el Río Salado las cosas pintaban mejor.
Al ratito dejamos atrás la tormenta y empezamos a viajar bajo el sol, pero comotodavía era temprano la temperatura estaba linda.
Paramos en la estación de servicio de Ayacucho a tomar un cafecito y nos encontramos con unos amigos que también iban hacia Barker. Yo me puse a desconectar la tripa del velocímetro, que empezó a hacer cosas raras ni bien salimos de La Plata, para que no se descompusiera del todo, y a la vuelta revisarlo a ver que le pasaba.
Doblamos en la segunda rotonda de acceso a Ayacucho para tomar la Ruta 74 hacia Tandil.
La zona estaba toda sembrada de girasol, al fondo las Sierras de Tandil.
Esta es la parte linda de la Ruta 74, posee atributos nada comunes en la provincia, curvas por ejemplo.
Pasando Tandil el trigo estaba listo para la cosecha.
Ya cerca del medidía el sol comenzaba a picar.
Un rato después entrábamos a la ruta de hormigón del acceso a Barker y empezamos a alcanzar motos que iban al encuentro.
El cerro "El Sombrerito".
Después de cruzar el pueblito llegamos al predio donde se hace el evento.
Nos inscribimos en la entrada y nos fuimos al lugar donde siempre acampamos, al costado del arroyito, en un lugar donde hay sombra a la mañana.
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Como todos los años, cuando llegamos ya estaba perfectamente instalado el Letrado Meyer acampando.
Continuará...